miércoles, 26 de junio de 2013

Ácidos en el entorno cotidiano

En el entorno cotidiano hay diversos ácidos, comúnmente diluidos. De los ácidos inorgánicos podemos encontrar los siguientes: los refrescos (sodas) contienen ácido carbónico H2CO3 que se forma por la reacción del agua con el gas que se le agrega (dióxido de carbono); los refrescos de cola contienen además ácido fosfórico H3PO4 que contribuye a su sabor peculiar. El “cloro” utilizado para desinfectar el agua o como limpiador doméstico es en realidad ácido hipocloroso HClO, que se produce al agregar hipoclorito de sodio al agua. Las baterías de los automóviles contienen ácido sulfúrico H2SO4, indispensable para su funcionamiento. El ácido bórico H3BO3 es un producto farmacéutico que se utiliza para prevenir o curar infecciones en heridas leves o en los ojos (antiséptico). Cuando el aire está contaminado se forman ácido sulfúrico H2SO4, ácido nítrico HNO3 y ácido carbónico H2CO3 en las nubes, lo que provoca la lluvia ácida. Nuestro propio cuerpo también produce ácidos: en el estómago se produce ácido clorhídrico HCl que sirve para la digestión de los alimentos; este ácido es concentrado, por lo que el estómago tiene una capa mucosa que lo protege. Cuando tenemos agruras (reflujo del ácido estomacal) sentimos ardor en el pecho por el ácido clorhídrico que nos quema el esófago.

En nuestro entorno también hay diversos ácidos orgánicos: el jugo de algunas frutas como los limones, las naranjas y las mandarinas contiene ácido cítrico C6H8O7. El vinagre utilizado en varios platillos de comida es ácido acético C2H4O2 diluido. El café contiene varios ácidos, principalmente ácido clorogénico C16H18O9, ácido caféico C9H8O4 y ácido quínico C7H12O6. Los productos lácteos (queso, yogurt, crema, etc.) contienen ácido láctico C3H6O3. Curiosamente el ácido láctico también es producido por nuestro cuerpo durante el metabolismo; cuando hacemos ejercicio intenso este ácido se acumula en los músculos, lo que provoca la fatiga y el dolor después del ejercicio. Otro ácido que es residuo del metabolismo humano es el ácido úrico C5H4N4O3 que se desecha por la orina. Cuando hay exceso de ácido úrico en la sangre se acumula en las articulaciones provocando la enfermedad denominada gota, o puede también formar cálculos renales. El ácido benzoico C7H6O2 se agrega a diversos alimentos industrializados como conservador (mermeladas, verduras y carnes enlatadas, productos lácteos, jugos envasados, etc.); los ácidos presentes en los alimentos retardan su descomposición ya que matan los microbios. La aspirina, fármaco utilizado para mitigar dolores (analgésico) es ácido acetilsalicílico C9H8O4. Algunas vitaminas también son ácidos; la vitamina C, útil para prevenir infecciones, es ácido ascórbico C6H8O6; la vitamina B5, necesaria para la asimilación de los nutrientes, es ácido pantoténico C9H17NO5; y la vitamina B9, necesaria para prevenir la anemia, es ácido fólico C19H19N7O6. Las hormigas producen ácido fórmico CH2O2 como medio de defensa; cuando muerden inyectan este ácido (por eso arden las mordeduras de hormiga).

En conclusión, podemos encontrar diversos ácidos, orgánicos e inorgánicos, en nuestro entorno cotidiano e incluso dentro de nuestro propio cuerpo. Algunos ácidos son benéficos (alimentos, fármacos, vitaminas, desinfectantes) y otros son nocivos (contaminantes, desechos del cuerpo).